Iban a ser las doce y estábamos todos listos para congelar momentos del festival de los Hare Krishna. Mientras esperábamos que partiera el carro alegórico, todos miraban a su alrededor y ya comenzaban a tomar sus primeras fotos. Otros seguían en busca de su subtema. Colores, niños, maquillaje, vestimenta, músicos. Y comenzó la procesión. Devotos, espectadores, instrumentos, objetos. Seguíamos caminando. Comida, danza, alabanzas, ritos. Todos tomaban fotos.
-¿Qué estás haciendo?
- Los niños ¿y tú?
- Los colores
El curso dividido en grupos, algunos en su volá’. Hare Krishna, Hare Krishna, Krishna Krishna, Hare Hare, Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare. Seguían las fotos. Hare Krishna, Hare Krishna, Krishna Krishna, Hare Hare... los tambores y los platillos tibetanos subían el ritmo y junto a ellos las voces que entonaban el mantra. Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare. Se intensificaba el sonido. Las sonrisas, la atracción, lo inevitable. La necesidad de participar en algo que no todos tenían muy claro qué significaba. Pero que ahí los tenía a todos con sus cámaras medias abandonas queriendo ser parte de una fiesta a la que tal vez no pertenecían, pero que sin embargo, no discriminaba.
-¿Qué estás haciendo?
- Los niños ¿y tú?
- Los colores
El curso dividido en grupos, algunos en su volá’. Hare Krishna, Hare Krishna, Krishna Krishna, Hare Hare, Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare. Seguían las fotos. Hare Krishna, Hare Krishna, Krishna Krishna, Hare Hare... los tambores y los platillos tibetanos subían el ritmo y junto a ellos las voces que entonaban el mantra. Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare. Se intensificaba el sonido. Las sonrisas, la atracción, lo inevitable. La necesidad de participar en algo que no todos tenían muy claro qué significaba. Pero que ahí los tenía a todos con sus cámaras medias abandonas queriendo ser parte de una fiesta a la que tal vez no pertenecían, pero que sin embargo, no discriminaba.
(más fotos en http://www.silenciosurbanos.blogspot.com/)
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